lunes, 19 de agosto de 2013
jueves, 2 de junio de 2011
“Oye, tú, ¡ojos de torreta!”
A todos nos conocen por apodos, desde el más simple hasta el más extravagante, por mi color blancuzco y mis lentes desde que tenía unos tiernos 5 años, se pueden dar una vaga idea de los miles a los que fui víctima desde pequeña y alguno, como Febo que me pusieron en mis años de CCH’ra por un chiste mal contado, todavía se mantiene vigente entre el grupo de amigos que conservo de esa época.
Siempre causa interés saber por qué le dicen de cuál o tal forma a la gente –sobre todo conocida-, pero pocas veces pensamos en el motivo, así que me di a la labor de buscar algunos de los apodos más conocidos pero que en realidad poco sabemos del origen.
Esta plática empezó con unos tragos en una reunión de cumpleaños, donde la mayoría de los asistentes tiene sobrenombres, una chica se acercó a uno de los comensales y le pidió un autógrafo y una foto. Mi amigo se llama Miguel Ángel, pero nos quedamos con la duda de si en realidad lo confundían con Michael Moore o Guillermo del Toro, gordito, güero, de lentes y barba de candado, podía ser cualquiera de los dos.
En la mesa estaban el Tom, el Chore, la Artillera, el Tacho, el Juan Querendón, todos tienen su por qué, y en ese cúmulo de casualidades, estaban televisando una pelea de Saúl “El Canelo” Álvarez, novel boxeador tapatío que da lugar a su apodo el ser pelirrojo.
Uno de mis favoritos de siempre es el del ilustre nadador de la época de sólo Dios sabe, Felipe “El Tibio” Muñoz, quién le debe el sobrenombre a su origen, pues su padre es nativo de la ciudad de Aguascalientes y su madre del municipio de Río Frío en el Estado de México. Felipe fue ganador del oro Olímpico en 1968 en estilo de pecho.
Mi abuela era un verdadero As en el arte del pseudónimo ajeno, apodó a todos nuestros vecinos como a Don Susanito, Doña Sinfonola, Don Pirinolo, el Culo Seco, el Charal Mojado y con ellos no hacía falta explicación, de sólo verlos cualquier duda quedaba disipada. Pero y ¿Cantinflas?, ¿Tin-Tán?, ¿Jim Morrison “El Rey Lagarto”?, ¿El “Chicharito” Hernández?, ¿El “Chuletita” Orozco?, ¿Por qué les dicen “culés” a los aficionados del FC Barcelona?
Mario Moreno “Cantinflas” quien nació en 1911, dio vida en la mayoría de sus películas a un personaje con ese nombre, quien representaba al mexicano de la clase baja: el peladito y según la lengua popular era aquel que iba a las cantinas a inflar: Cantinflas. Luego, Tin-Tán que viene de un absurdo, literalmente, ya que al empezar en el Teatro de Revista, Pedro Meneses quien trabajara en la XEJ, al darse cuenta de su talento, lo lanza con el personaje de Topillo Tapas representando al pachuco (mexicano que emigra a Estados Unidos), pero al tener que alternar con una dupla de humoristas llamada Planillas y Topillos, Meneses le sugiere el cambio a Tin-Tán, así sin más.
Mi madre heredó un poco -¿o un mucho?- del arte de mi abuela, cómo olvidar a mi compañero de danza, el chaparrito y nalgón que apodaron El Gorgojo o a aquel compañero de periodismo, alto, panzón y con las piernas largas largas, el cual conocíamos entre familia como El Alebrije; o bien, el profesor galán quien perdiera todo encanto aquella navidad que llegó a clase de suéter color tinto muy pegado. Desde entonces es conocido como el profesor Panza Guapa.
James Douglas Morrison Clarke, Jim Morrison, “el Rey Lagarto”, líder de la legendaria banda de los 60’s “The Doors”, en uno de sus arranques efusivos dijo: “Soy el rey lagarto y puedo hacer lo que sea”, aunque existen diversas teorías del Lizard King, esta es una de las más populares.
Javier “El Chicharito” Hernández, la joya de la corona, el jovencísimo egresado chivista hoy jugador del Manchester United, quien heredó el apodo de su padre, también futbolista, por chaparrito y ojiverde. Y no muy lejos, ahí por La Noria cruzazulina, se encuentra Javier “Chuletita” Orozco, quien según mi amigo Diego Venegas (experto en deportes) me cuenta que al igual que su tocayo del ManU, hereda el apodo de su padre, futbolista de clase baja que le decía a su familia: “Juego fut para llevar la chuleta a la casa”.
Nos quedan los “culés” y el FC Barcelona, quienes antes de estrenar el Nou Camp, jugaban en el estadio de Les Corts, donde la afición se sentaba en gradas que les dejaban el “cul” al aire que en plural y catalán es culs hasta degenerar en el tan conocido culé. Cuando pasaba la gente les miraba el derierré desde fuera del estadio gritando: “¡Les culets!”.
Y a todo esto yo sólo digo una cosa, que cuidado con tener una madre como la mía que cuando te vistes de rojo en vez de aventarte el famoso piropo, te grita como dice mi amiga América: Rábano Chichón.
Siempre causa interés saber por qué le dicen de cuál o tal forma a la gente –sobre todo conocida-, pero pocas veces pensamos en el motivo, así que me di a la labor de buscar algunos de los apodos más conocidos pero que en realidad poco sabemos del origen.
Esta plática empezó con unos tragos en una reunión de cumpleaños, donde la mayoría de los asistentes tiene sobrenombres, una chica se acercó a uno de los comensales y le pidió un autógrafo y una foto. Mi amigo se llama Miguel Ángel, pero nos quedamos con la duda de si en realidad lo confundían con Michael Moore o Guillermo del Toro, gordito, güero, de lentes y barba de candado, podía ser cualquiera de los dos.
En la mesa estaban el Tom, el Chore, la Artillera, el Tacho, el Juan Querendón, todos tienen su por qué, y en ese cúmulo de casualidades, estaban televisando una pelea de Saúl “El Canelo” Álvarez, novel boxeador tapatío que da lugar a su apodo el ser pelirrojo.
Uno de mis favoritos de siempre es el del ilustre nadador de la época de sólo Dios sabe, Felipe “El Tibio” Muñoz, quién le debe el sobrenombre a su origen, pues su padre es nativo de la ciudad de Aguascalientes y su madre del municipio de Río Frío en el Estado de México. Felipe fue ganador del oro Olímpico en 1968 en estilo de pecho.
Mi abuela era un verdadero As en el arte del pseudónimo ajeno, apodó a todos nuestros vecinos como a Don Susanito, Doña Sinfonola, Don Pirinolo, el Culo Seco, el Charal Mojado y con ellos no hacía falta explicación, de sólo verlos cualquier duda quedaba disipada. Pero y ¿Cantinflas?, ¿Tin-Tán?, ¿Jim Morrison “El Rey Lagarto”?, ¿El “Chicharito” Hernández?, ¿El “Chuletita” Orozco?, ¿Por qué les dicen “culés” a los aficionados del FC Barcelona?
Mario Moreno “Cantinflas” quien nació en 1911, dio vida en la mayoría de sus películas a un personaje con ese nombre, quien representaba al mexicano de la clase baja: el peladito y según la lengua popular era aquel que iba a las cantinas a inflar: Cantinflas. Luego, Tin-Tán que viene de un absurdo, literalmente, ya que al empezar en el Teatro de Revista, Pedro Meneses quien trabajara en la XEJ, al darse cuenta de su talento, lo lanza con el personaje de Topillo Tapas representando al pachuco (mexicano que emigra a Estados Unidos), pero al tener que alternar con una dupla de humoristas llamada Planillas y Topillos, Meneses le sugiere el cambio a Tin-Tán, así sin más.
Mi madre heredó un poco -¿o un mucho?- del arte de mi abuela, cómo olvidar a mi compañero de danza, el chaparrito y nalgón que apodaron El Gorgojo o a aquel compañero de periodismo, alto, panzón y con las piernas largas largas, el cual conocíamos entre familia como El Alebrije; o bien, el profesor galán quien perdiera todo encanto aquella navidad que llegó a clase de suéter color tinto muy pegado. Desde entonces es conocido como el profesor Panza Guapa.
James Douglas Morrison Clarke, Jim Morrison, “el Rey Lagarto”, líder de la legendaria banda de los 60’s “The Doors”, en uno de sus arranques efusivos dijo: “Soy el rey lagarto y puedo hacer lo que sea”, aunque existen diversas teorías del Lizard King, esta es una de las más populares.
Javier “El Chicharito” Hernández, la joya de la corona, el jovencísimo egresado chivista hoy jugador del Manchester United, quien heredó el apodo de su padre, también futbolista, por chaparrito y ojiverde. Y no muy lejos, ahí por La Noria cruzazulina, se encuentra Javier “Chuletita” Orozco, quien según mi amigo Diego Venegas (experto en deportes) me cuenta que al igual que su tocayo del ManU, hereda el apodo de su padre, futbolista de clase baja que le decía a su familia: “Juego fut para llevar la chuleta a la casa”.
Nos quedan los “culés” y el FC Barcelona, quienes antes de estrenar el Nou Camp, jugaban en el estadio de Les Corts, donde la afición se sentaba en gradas que les dejaban el “cul” al aire que en plural y catalán es culs hasta degenerar en el tan conocido culé. Cuando pasaba la gente les miraba el derierré desde fuera del estadio gritando: “¡Les culets!”.
Y a todo esto yo sólo digo una cosa, que cuidado con tener una madre como la mía que cuando te vistes de rojo en vez de aventarte el famoso piropo, te grita como dice mi amiga América: Rábano Chichón.
jueves, 14 de octubre de 2010
Al fin andamos
Les comparto una vieja historia, escrita en mis épocas de estudiambre :D... me parece que por ahí del 99-2000, en el HOY blog de mi amigo Carlos Mendoza, Mánchate (ideas sin conservadores)
_____
Al fin andamos...
He entrado en un sueño profundo y de nuevo en él recuerdo, como muchas otras veces, los muchos lugares compartidos en el tiempo que juntos caminamos siempre, sin saber a dónde, simplemente ahí estábamos y a pesar de estar rodeados por calles, ciudades, personas al menos mi alma solo fija estaba en ti.
No hubo noches con amaneceres, pero juntos vimos como el atardecer iba perdiendo su color rojizo para dejar entrar la noche que tan celosa de nuestro cuidado, no dejaba que al llegar a casa se marcaran cicatrices de cansancio; siempre cómplices uno del otro, travesuras, aventuras, juegos, enojos y fatigas sin dar lugar un día de descanso.
¿Te acuerdas? Solíamos estudiar juntos, o más bien sería en que tu me animabas a hacerlo, pero también recuerdo que la recompensa era ver una película o solamente la televisión pasadas las diez de la noche y cómo olvidar tu espalda recargada en mi pecho donde más de una vez te llegaste a quedar dormido.
Nada nos preocupaba, fuera de estar juntos había llamadas, o tal vez un par de cartas guardadas todavía en aquella caja de madera bajo mi cama, y en el álbum familiar alguna vez formaron parte fotografías juntos que tomamos cuando cansado de la escuela llegabas de noche a darme un beso, ese beso que es el mismo que me quemó los labios cuando nunca regresaste.
Nos inventábamos pretextos, y nunca faltó; el fin de semana que después de tu desayuno familiar, salíamos juntos a hacer lo que el destino nos dijera. Solíamos ser un par de indecisos y las discusiones de dónde estaríamos terminaban sin pensar, la mayoría de las veces sobre un tambor relleno de hule con resortes y quizá; un par de cervezas a nuestro costado.
El despertarme casi de noche y verte boca arriba con los brazos sobre tu pecho me llenaba de alegría y de un sentimiento de saberme tuya, por siempre, para siempre, como en esos momentos fue y como siempre, quizá, pensé; que sería.
Ahora ya estoy despierta, lejos de mi profundo sueño del que mucho tiempo después de convertido en realidad y concluido, seguiste siendo protagonista y que estando tan cerca de ti el miedo hizo no volver a tenerte. Y ahora que el viento nos hizo estar juntos pero en otro vuelo, no me apetece perderte y prefiero seguir durmiendo a veces, pero soñando siempre.
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Al fin andamos...
He entrado en un sueño profundo y de nuevo en él recuerdo, como muchas otras veces, los muchos lugares compartidos en el tiempo que juntos caminamos siempre, sin saber a dónde, simplemente ahí estábamos y a pesar de estar rodeados por calles, ciudades, personas al menos mi alma solo fija estaba en ti.
No hubo noches con amaneceres, pero juntos vimos como el atardecer iba perdiendo su color rojizo para dejar entrar la noche que tan celosa de nuestro cuidado, no dejaba que al llegar a casa se marcaran cicatrices de cansancio; siempre cómplices uno del otro, travesuras, aventuras, juegos, enojos y fatigas sin dar lugar un día de descanso.
¿Te acuerdas? Solíamos estudiar juntos, o más bien sería en que tu me animabas a hacerlo, pero también recuerdo que la recompensa era ver una película o solamente la televisión pasadas las diez de la noche y cómo olvidar tu espalda recargada en mi pecho donde más de una vez te llegaste a quedar dormido.
Nada nos preocupaba, fuera de estar juntos había llamadas, o tal vez un par de cartas guardadas todavía en aquella caja de madera bajo mi cama, y en el álbum familiar alguna vez formaron parte fotografías juntos que tomamos cuando cansado de la escuela llegabas de noche a darme un beso, ese beso que es el mismo que me quemó los labios cuando nunca regresaste.
Nos inventábamos pretextos, y nunca faltó; el fin de semana que después de tu desayuno familiar, salíamos juntos a hacer lo que el destino nos dijera. Solíamos ser un par de indecisos y las discusiones de dónde estaríamos terminaban sin pensar, la mayoría de las veces sobre un tambor relleno de hule con resortes y quizá; un par de cervezas a nuestro costado.
El despertarme casi de noche y verte boca arriba con los brazos sobre tu pecho me llenaba de alegría y de un sentimiento de saberme tuya, por siempre, para siempre, como en esos momentos fue y como siempre, quizá, pensé; que sería.
Ahora ya estoy despierta, lejos de mi profundo sueño del que mucho tiempo después de convertido en realidad y concluido, seguiste siendo protagonista y que estando tan cerca de ti el miedo hizo no volver a tenerte. Y ahora que el viento nos hizo estar juntos pero en otro vuelo, no me apetece perderte y prefiero seguir durmiendo a veces, pero soñando siempre.
lunes, 10 de mayo de 2010
Helena
Relato para "Tuiteras Prostitutas"... gracias a mi mana América Pacheco... su link arriba, no dejen de visitar su bló
Helena…
Helena camina como cada noche, entre las calles que le roban el aliento. Entre las sombras se esconden sus lágrimas solitarias que buscan tener pronto la cama que la cobije ésta vez.
Ella camina casi a tientas, lo cual le da una lúgubre y solitaria apariencia aunque siga en medio de la ciudad, infestada de luces, amores desconocidos, borrachos de buró y pasiones de cabaret. Camina desvelada sin encontrar a ese con quien comparte a cambio de unas monedas, el pedazo de cielo que de vez en vez, le devuelve la sonrisa.
Un semáforo en rojo. Se detiene para cruzar la calle, un auto lujoso le pita, se le acerca y baja la ventanilla, “es él”- susurra y sube de inmediato al auto.
Ella tímidamente le desabotona la camisa, a pesar de que eligió ésta manera para pagarse sus estudios, no es la mejor para mantener conversaciones pues en realidad preferiría cualquier otra cosa que revolcarse con ese señor cada tres noches.
Llegan a la misma habitación donde ella decidió, que él sería su único cliente, ya no por la estabilidad económica que le otorgaba, sino por una advertencia que encontró a modo de DM en su Twitter. Le da miedo y sufre por ser tratada más que como prostituta, como amante.
Su vestido rojo cae lentamente al suelo, él le besa el cuello bruscamente, no aceptaría que una puta por muy guapa, besara sus labios y rápidamente la empuja hacia abajo. Ella tiene frio en las manos, lo toca, él gime, y el miedo de Helena crece a medida de que sabe, que más que dinero, esa noche busca compañía. Lo quiere.
Le quita lentamente los pantalones, deshecha suavemente su ropa, él le arrebata lo poco que le queda a ella y la lleva firmemente a una cama. Ésta vez no, ésta vez prefiere el suelo. Helena se siente humillada.
En el suelo ella sabe su trabajo, besarlo, acariciarlo, hasta que por fin le pida que algo más. Las lágrimas de Helena se escapan a medida de que se da cuenta que su único cliente, es el hombre que le hace vibrar.
Ella sigue besándolo, subiendo su cara hasta encontrar la suya. Ésta vez él no la rechaza, la pone de espaldas al suelo y la toca, ella se estremece. Continúa una excursión lentamente por sus caderas, su cabello, sus pechos. Un verdadero explorador en un monte, el de Venus, completamente desconocido para él, a pesar de tenerlo cada que quiere.
Las manos de Helena se estiran, se encogen, sus ojos cerrados fuertemente se fruncen; su boca se abre, gime, grita; su largo y rojo cabello se enreda en las manos de su victimario. La lengua pasea lentamente por su ombligo y baja más hasta caer entre las piernas de ella.
El abreva lentamente de su néctar, su esencia es indescriptible, ella siente amarlo como si nunca antes hubiese sido víctima de sus frivolidades. Él la desea, la besa, la penetra, la cabalga; ella corresponde a la par de los latidos de todo su
cuerpo.
Juntos abaten gritos, se hacen uno, se figuran, desfigura, pelean, se aman por una vez, sólo por una, la única. Mientras se besan, se tocan, caen perlas por la frente de Helena, perlas que forman la humedad, que salen de su cuerpo, perlas que describen sensaciones, sensaciones que son indescriptibles.
Llegan juntos a una cúspide que ella adivina celestial, las perlas de la frente de Helena se vuelven el decorado de los empañados cristales que la habitación a media luz, le otorga y se camuflan con el estucado de la pared. Él sale de nuevo a explorar, a mirar su vientre y lo que debajo oculta, ella cree morir.
Sus largos y delgados dedos se introducen en el cuerpo de Helena, el nuevamente bebe todo lo que su cuerpo le ofrece. Él la mira con unos ojos que ella no cree reconocer, pero el placer que le ofrece, difícilmente le deja ver sus intenciones.
Helena llega estoica a una cima de la cual no quiere descender mientras unas manos que no son de ella, oprimen firmes su cuello. La muerte más dulce que ella jamás podrá relatar.
*Relato de Azul Pineda.
*Autor: Ana Laura Santos @alaurita
Helena…
Helena camina como cada noche, entre las calles que le roban el aliento. Entre las sombras se esconden sus lágrimas solitarias que buscan tener pronto la cama que la cobije ésta vez.
Ella camina casi a tientas, lo cual le da una lúgubre y solitaria apariencia aunque siga en medio de la ciudad, infestada de luces, amores desconocidos, borrachos de buró y pasiones de cabaret. Camina desvelada sin encontrar a ese con quien comparte a cambio de unas monedas, el pedazo de cielo que de vez en vez, le devuelve la sonrisa.
Un semáforo en rojo. Se detiene para cruzar la calle, un auto lujoso le pita, se le acerca y baja la ventanilla, “es él”- susurra y sube de inmediato al auto.
Ella tímidamente le desabotona la camisa, a pesar de que eligió ésta manera para pagarse sus estudios, no es la mejor para mantener conversaciones pues en realidad preferiría cualquier otra cosa que revolcarse con ese señor cada tres noches.
Llegan a la misma habitación donde ella decidió, que él sería su único cliente, ya no por la estabilidad económica que le otorgaba, sino por una advertencia que encontró a modo de DM en su Twitter. Le da miedo y sufre por ser tratada más que como prostituta, como amante.
Su vestido rojo cae lentamente al suelo, él le besa el cuello bruscamente, no aceptaría que una puta por muy guapa, besara sus labios y rápidamente la empuja hacia abajo. Ella tiene frio en las manos, lo toca, él gime, y el miedo de Helena crece a medida de que sabe, que más que dinero, esa noche busca compañía. Lo quiere.
Le quita lentamente los pantalones, deshecha suavemente su ropa, él le arrebata lo poco que le queda a ella y la lleva firmemente a una cama. Ésta vez no, ésta vez prefiere el suelo. Helena se siente humillada.
En el suelo ella sabe su trabajo, besarlo, acariciarlo, hasta que por fin le pida que algo más. Las lágrimas de Helena se escapan a medida de que se da cuenta que su único cliente, es el hombre que le hace vibrar.
Ella sigue besándolo, subiendo su cara hasta encontrar la suya. Ésta vez él no la rechaza, la pone de espaldas al suelo y la toca, ella se estremece. Continúa una excursión lentamente por sus caderas, su cabello, sus pechos. Un verdadero explorador en un monte, el de Venus, completamente desconocido para él, a pesar de tenerlo cada que quiere.
Las manos de Helena se estiran, se encogen, sus ojos cerrados fuertemente se fruncen; su boca se abre, gime, grita; su largo y rojo cabello se enreda en las manos de su victimario. La lengua pasea lentamente por su ombligo y baja más hasta caer entre las piernas de ella.
El abreva lentamente de su néctar, su esencia es indescriptible, ella siente amarlo como si nunca antes hubiese sido víctima de sus frivolidades. Él la desea, la besa, la penetra, la cabalga; ella corresponde a la par de los latidos de todo su
cuerpo.
Juntos abaten gritos, se hacen uno, se figuran, desfigura, pelean, se aman por una vez, sólo por una, la única. Mientras se besan, se tocan, caen perlas por la frente de Helena, perlas que forman la humedad, que salen de su cuerpo, perlas que describen sensaciones, sensaciones que son indescriptibles.
Llegan juntos a una cúspide que ella adivina celestial, las perlas de la frente de Helena se vuelven el decorado de los empañados cristales que la habitación a media luz, le otorga y se camuflan con el estucado de la pared. Él sale de nuevo a explorar, a mirar su vientre y lo que debajo oculta, ella cree morir.
Sus largos y delgados dedos se introducen en el cuerpo de Helena, el nuevamente bebe todo lo que su cuerpo le ofrece. Él la mira con unos ojos que ella no cree reconocer, pero el placer que le ofrece, difícilmente le deja ver sus intenciones.
Helena llega estoica a una cima de la cual no quiere descender mientras unas manos que no son de ella, oprimen firmes su cuello. La muerte más dulce que ella jamás podrá relatar.
*Relato de Azul Pineda.
*Autor: Ana Laura Santos @alaurita
jueves, 11 de marzo de 2010
Yo no sé nada
Por. Ana Laura Santos
Yo no sé nada de muertes multitudinarias ni de nada de nada, yo no sé qué es perder una pierna ni un ojo, ni a alguien que quieres dentro de un atentado terrorista, ni en un nada comparable, desastre natural.
Yo no sé lo que es tener el dolor y la impotencia de no poder hacer nada por recuperar las piernas, las manos, o simplemente un dedo, o lo que quizá en un pensar sería más fácil: recuperar a la persona que se quedó con los rieles de un tren atravesados de los pies a la cabeza, desesperado por no poderse levantar y horrorizado porque sigue con vida y que, además sabe que si lo mueven un centímetro, igualmente morirá.
Yo no sé lo que es perder la conciencia y sin más, despertarte entre miradas de sorpresa y acongojo, queriendo preguntar qué pasa pero un tubo de oxígeno te tapa la boca. Tampoco sé lo que es querer tomar un café y hasta ese
momento darte cuenta que te falta una mano para aguantar la taza.
Yo no sé nada de estar en silla de ruedas necesitando a alguien que me lleve al baño, tampoco sé lo que es salir corriendo de en medio de un tren que acaba de explotar y que en el camino vaya dejando cada una de mis extremidades tiradas por el camino. Tampoco sé la desesperación de estar en un edificio gigantesco donde ha entrado un avión a partirlo en dos, no sé qué es saltar por la ventana tratando de terminar con la agonía que me viene detrás.
Si sincero, he de decir que mis dolores se remiten a las muertes de familiares y amigos que no quería perder, a una pierna rota en mi adolescencia, al camino que escogí, al estar lejos de mi país, al dar todo por vivir. Es que no sé lo que es el odio, pero sí el desprecio. El dolor que tengo es del destino que me ha tocado causado por mí misma con sus claros factores externos.
Lo único que se, es que ahora hay menos gente que no sufrirá por su elección y por la elección de otras personas -si existe ese nombre para ellos- que seguramente en su conjunto son muchos menos de los que han hecho morir, los que quedan en su lugar, recogiendo solo del suelo sus carteras, o quizá un pedazo de la camiseta que llevaba quién ya no la necesitará más. No sé si a todos aquellos que convirtieron a Madrid, a Nueva York, a Casablanca... y a... y a... en una alfombra roja, les gustaría que les agradeciéramos que todavía a algunos se nos ha concedido el permiso divino de seguir viviendo.
Sin embargo, no creo ser capaz de fomentar el odio en mí ni en nadie, ya que no se merecen más que compasión por manipular la palabra de su Dios (que seguramente no es el mismo que el de nadie) por ahí dicen que Dios es piadoso y benevolente.
Lo único que puedo expresar es mi seguridad de no ser feliz y mi inseguridad al no serlo, además de la convicción de estar intentando ser manipulados como zombies y la lucha interna de despertar y tratar de sacar la tensión que se siente por el aire, porque no me han quitado ni una pierna ni un ojo, pero nos han mutilado la esperanza.
11 de marzo 2004. 11-M
Barcelona, España
Yo no sé nada de muertes multitudinarias ni de nada de nada, yo no sé qué es perder una pierna ni un ojo, ni a alguien que quieres dentro de un atentado terrorista, ni en un nada comparable, desastre natural.
Yo no sé lo que es tener el dolor y la impotencia de no poder hacer nada por recuperar las piernas, las manos, o simplemente un dedo, o lo que quizá en un pensar sería más fácil: recuperar a la persona que se quedó con los rieles de un tren atravesados de los pies a la cabeza, desesperado por no poderse levantar y horrorizado porque sigue con vida y que, además sabe que si lo mueven un centímetro, igualmente morirá.
Yo no sé lo que es perder la conciencia y sin más, despertarte entre miradas de sorpresa y acongojo, queriendo preguntar qué pasa pero un tubo de oxígeno te tapa la boca. Tampoco sé lo que es querer tomar un café y hasta ese
momento darte cuenta que te falta una mano para aguantar la taza.
Yo no sé nada de estar en silla de ruedas necesitando a alguien que me lleve al baño, tampoco sé lo que es salir corriendo de en medio de un tren que acaba de explotar y que en el camino vaya dejando cada una de mis extremidades tiradas por el camino. Tampoco sé la desesperación de estar en un edificio gigantesco donde ha entrado un avión a partirlo en dos, no sé qué es saltar por la ventana tratando de terminar con la agonía que me viene detrás.
Si sincero, he de decir que mis dolores se remiten a las muertes de familiares y amigos que no quería perder, a una pierna rota en mi adolescencia, al camino que escogí, al estar lejos de mi país, al dar todo por vivir. Es que no sé lo que es el odio, pero sí el desprecio. El dolor que tengo es del destino que me ha tocado causado por mí misma con sus claros factores externos.
Lo único que se, es que ahora hay menos gente que no sufrirá por su elección y por la elección de otras personas -si existe ese nombre para ellos- que seguramente en su conjunto son muchos menos de los que han hecho morir, los que quedan en su lugar, recogiendo solo del suelo sus carteras, o quizá un pedazo de la camiseta que llevaba quién ya no la necesitará más. No sé si a todos aquellos que convirtieron a Madrid, a Nueva York, a Casablanca... y a... y a... en una alfombra roja, les gustaría que les agradeciéramos que todavía a algunos se nos ha concedido el permiso divino de seguir viviendo.
Sin embargo, no creo ser capaz de fomentar el odio en mí ni en nadie, ya que no se merecen más que compasión por manipular la palabra de su Dios (que seguramente no es el mismo que el de nadie) por ahí dicen que Dios es piadoso y benevolente.
Lo único que puedo expresar es mi seguridad de no ser feliz y mi inseguridad al no serlo, además de la convicción de estar intentando ser manipulados como zombies y la lucha interna de despertar y tratar de sacar la tensión que se siente por el aire, porque no me han quitado ni una pierna ni un ojo, pero nos han mutilado la esperanza.
11 de marzo 2004. 11-M
Barcelona, España
lunes, 8 de marzo de 2010
Confesiones de una Mujer Moderna
Éste mail me lo mandaron hace tiempo, lo comparto con ustedes, me darán opiniones. Beso
Ana Laura
Son las 6:00 hrs. a.m. El despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared.
Estoy acabada. No querría tener que ir al trabajo hoy.
Quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando etc. Si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. Todo, menos salir de la cama, poner primera y tener que poner el cerebro a funcionar.
ME GUSTARÍA SABER QUIÉN FUE LA BRUJA IMBÉCIL, LA MATRIZ DE LAS FEMINISTAS, QUE TUVO LA PUTA IDEA DE REIVINDICAR LOS DERECHOS DE LA MUJER, Y POR QUÉ HIZO ESO CON NOSOTRAS, QUE NACIMOS DESPUÉS DE ELLA.
Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas:
Ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, enseñándose mutuamente secretos de condimentos, trucos, remedios caseros, leyendo buenos libros de las bibliotecas de sus maridos, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. La vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina.
Y DESPUES SE PUSO MEJOR? TENIAMOS SERVIDUMBRE, EL TELEFONO, LAS TELENOVELAS, EL CLUB!!!
CUANTAS HORAS DE PAZ NOS TRAJERON LA TECNOLOGIA Y LAS CHACHAS!!!
HASTA QUE VINO UNA PENDEJITA, SEGURO LESBIANA LA CABRONA, A LA QUE NO LE GUSTABA EL CORPIÑO y VINO A CONTAMINAR A VARIAS OTRAS REBELDES INCONSECUENTES CON IDEAS RARAS
SOBRE 'VAMOS A CONQUISTAR NUESTRO ESPACIO'.
¡QUÉ ESPACIO NI QUÉ LA CHINGADA!!!
Si ya teníamos la casa entera!!! Todo el PUTO barrio era nuestro, el mundo a nuestros pies!!!
Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse y para hacerse ver bien delante de
sus amigos, si puros amigos porque las mujeres no trabajábamos y no había en sus oficinas ninguna vieja buenísima, con un cuerpazo de tentación, divorciada o separada tratando de vivir y ganarse el pan.
Y ahora... ¿Dónde chingados están ellos? Claro! andan tras esas buenotas de su oficina y la competencia está muy cabrona!!.
NUESTRO ESPACIO!!! MIS TETAS!!! Ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, HUYEN DE NOSOTRAS COMO EL DIABLO DE LA CRUZ.
Ese pinche chistecito, acabó llenándonos de deberes. Y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo DE LA SOLTERÍA CRONICA AGUDA!!!
Antiguamente los casamientos duraban para siempre. ¿Por qué, díganme por qué, un género que tenía todo lo mejor, que sólo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida, comenzó a competir con los machos? ¿A quién jodidos se le ocurrió?
MIREN EL TAMAÑO DEL BÍCEPS DE ELLOS Y MIREN EL TAMAÑO DEL NUESTRO. ESTABA MUY CLARO, ESO NO IBA A TERMINAR BIEN!!!
No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con tetas y culo duros, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio, además de morir de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo.
No me falta más tener que decidir qué perfume combina con mi pinche humor, ni tener que salir corriendo para quedarme embotellada en el tránsito y tener que resolver la mitad de las cosas por el celular, correr el riesgo de ser asaltada, de morir embestida por un microbús, instalarme todo el día frente a la compu trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, que además ni siquiera son míos!!!
Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, porque para llorar de amor no hay tiempo y cual amor si ni marido tengo, me mandó a la chingada). Y mira que teníamos todo resuelto!!!
Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, doctorados y especialidades.
NOS VOLVIMOS 'SÚPER MUJERES' ... PERO SEGUIMOS GANANDO MENOS QUE ELLOS Y DE TODOS MODOS NOS DAN ÓRDENES!!! ¿QUÉ PEDO?
¿No era mejor, mucho mejor seguir tejiendo en la silla mecedora?
¡¡¡BASTA!!!
Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, cartitas con poesías, que me dé serenatas en la ventana.
Si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar.¿¿Para quééééé chingaaaaadooooos había que demostrárselo a ellos??
Ay, Dios mío, son las 6:30 AM y tengo que levantarme... ¡Que fría esta solitaria y grandísima cama!
Ahhh ... quiero otra vez que mi maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá y me diga: MI AMOR, ¿NO ME TRAERÍAS UN TEQUILA POR FAVOR? o... ¿QUÉ HAY DE CENAR?
Porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sándwich y una coca-cola sola mientras termino el trabajo que me traje a casa para poder pagar la renta a tiempo.
AHhh y si tienes hijos es peor si hablamos de obligaciones, porque entonces aparte de ser flaca y moderna, también tienes que ser madre, amiga, psicóloga, doctora, maestra,, llevarlos a la escuela, llevarlos al ballet, al karate, hacer la tarea, los regalitos de los compañeritos,ahh y las pendejadas de trabajos manuales que se les ocurre a las maestras que no tienen nadaaa que hacer, y se les ocurre darte más trabajo como si tuvieras todo el pinche tiempo del mundo.
Y no hablemos ya de las fiestas infantiles porque esa es otra historia.
Y tú a que hora?,,, andas apartando citas en el salón de belleza, que cierra más tarde, eso sí a las 9 de la noche te estás pintando el cabello, depilándote, haciéndote faciales, masajes etc…
Y te vas a hacer despensa a las 9, claro ahí en el súper te encuentras a la mitad de tus amigas que andan en las mismas que tú, llegas a tu casa a las 11 de la noche, todavía a acomodar cosas, dar de cenar, lavar trastes, revisar tareas, arreglar los uniformes, etc!!!
¿Piensas que estoy ironizando? No, mis queridas colegas, inteligentes , realizadas, liberadas...y abandonadas PENDEJAS.
Ana Laura
Son las 6:00 hrs. a.m. El despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared.
Estoy acabada. No querría tener que ir al trabajo hoy.
Quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando etc. Si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. Todo, menos salir de la cama, poner primera y tener que poner el cerebro a funcionar.
ME GUSTARÍA SABER QUIÉN FUE LA BRUJA IMBÉCIL, LA MATRIZ DE LAS FEMINISTAS, QUE TUVO LA PUTA IDEA DE REIVINDICAR LOS DERECHOS DE LA MUJER, Y POR QUÉ HIZO ESO CON NOSOTRAS, QUE NACIMOS DESPUÉS DE ELLA.
Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas:
Ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, enseñándose mutuamente secretos de condimentos, trucos, remedios caseros, leyendo buenos libros de las bibliotecas de sus maridos, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. La vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina.
Y DESPUES SE PUSO MEJOR? TENIAMOS SERVIDUMBRE, EL TELEFONO, LAS TELENOVELAS, EL CLUB!!!
CUANTAS HORAS DE PAZ NOS TRAJERON LA TECNOLOGIA Y LAS CHACHAS!!!
HASTA QUE VINO UNA PENDEJITA, SEGURO LESBIANA LA CABRONA, A LA QUE NO LE GUSTABA EL CORPIÑO y VINO A CONTAMINAR A VARIAS OTRAS REBELDES INCONSECUENTES CON IDEAS RARAS
SOBRE 'VAMOS A CONQUISTAR NUESTRO ESPACIO'.
¡QUÉ ESPACIO NI QUÉ LA CHINGADA!!!
Si ya teníamos la casa entera!!! Todo el PUTO barrio era nuestro, el mundo a nuestros pies!!!
Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse y para hacerse ver bien delante de
sus amigos, si puros amigos porque las mujeres no trabajábamos y no había en sus oficinas ninguna vieja buenísima, con un cuerpazo de tentación, divorciada o separada tratando de vivir y ganarse el pan.
Y ahora... ¿Dónde chingados están ellos? Claro! andan tras esas buenotas de su oficina y la competencia está muy cabrona!!.
NUESTRO ESPACIO!!! MIS TETAS!!! Ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, HUYEN DE NOSOTRAS COMO EL DIABLO DE LA CRUZ.
Ese pinche chistecito, acabó llenándonos de deberes. Y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo DE LA SOLTERÍA CRONICA AGUDA!!!
Antiguamente los casamientos duraban para siempre. ¿Por qué, díganme por qué, un género que tenía todo lo mejor, que sólo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida, comenzó a competir con los machos? ¿A quién jodidos se le ocurrió?
MIREN EL TAMAÑO DEL BÍCEPS DE ELLOS Y MIREN EL TAMAÑO DEL NUESTRO. ESTABA MUY CLARO, ESO NO IBA A TERMINAR BIEN!!!
No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con tetas y culo duros, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio, además de morir de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo.
No me falta más tener que decidir qué perfume combina con mi pinche humor, ni tener que salir corriendo para quedarme embotellada en el tránsito y tener que resolver la mitad de las cosas por el celular, correr el riesgo de ser asaltada, de morir embestida por un microbús, instalarme todo el día frente a la compu trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, que además ni siquiera son míos!!!
Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, porque para llorar de amor no hay tiempo y cual amor si ni marido tengo, me mandó a la chingada). Y mira que teníamos todo resuelto!!!
Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, doctorados y especialidades.
NOS VOLVIMOS 'SÚPER MUJERES' ... PERO SEGUIMOS GANANDO MENOS QUE ELLOS Y DE TODOS MODOS NOS DAN ÓRDENES!!! ¿QUÉ PEDO?
¿No era mejor, mucho mejor seguir tejiendo en la silla mecedora?
¡¡¡BASTA!!!
Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, cartitas con poesías, que me dé serenatas en la ventana.
Si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar.¿¿Para quééééé chingaaaaadooooos había que demostrárselo a ellos??
Ay, Dios mío, son las 6:30 AM y tengo que levantarme... ¡Que fría esta solitaria y grandísima cama!
Ahhh ... quiero otra vez que mi maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá y me diga: MI AMOR, ¿NO ME TRAERÍAS UN TEQUILA POR FAVOR? o... ¿QUÉ HAY DE CENAR?
Porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sándwich y una coca-cola sola mientras termino el trabajo que me traje a casa para poder pagar la renta a tiempo.
AHhh y si tienes hijos es peor si hablamos de obligaciones, porque entonces aparte de ser flaca y moderna, también tienes que ser madre, amiga, psicóloga, doctora, maestra,, llevarlos a la escuela, llevarlos al ballet, al karate, hacer la tarea, los regalitos de los compañeritos,ahh y las pendejadas de trabajos manuales que se les ocurre a las maestras que no tienen nadaaa que hacer, y se les ocurre darte más trabajo como si tuvieras todo el pinche tiempo del mundo.
Y no hablemos ya de las fiestas infantiles porque esa es otra historia.
Y tú a que hora?,,, andas apartando citas en el salón de belleza, que cierra más tarde, eso sí a las 9 de la noche te estás pintando el cabello, depilándote, haciéndote faciales, masajes etc…
Y te vas a hacer despensa a las 9, claro ahí en el súper te encuentras a la mitad de tus amigas que andan en las mismas que tú, llegas a tu casa a las 11 de la noche, todavía a acomodar cosas, dar de cenar, lavar trastes, revisar tareas, arreglar los uniformes, etc!!!
¿Piensas que estoy ironizando? No, mis queridas colegas, inteligentes , realizadas, liberadas...y abandonadas PENDEJAS.
lunes, 18 de enero de 2010
Oda a un recuerdo
Me encantaba tu mirada... en sí eran tus ojos, tus pestañas, todo de tí me volvía loca; tu sonrisa y tu voz... esa forma de hacerme daño con alegría y esperanza, me gustaban los recuerdos, recordarte y revivírte esperando que terminaran al volvernos a encontrar.
Me moría por momentos, con tu risa tan graciosa y tan fresca, tan alegre. Te recordaba más alto. Me gustaban tus manos y tu piel más suave que tus rasgos... tu pequeña sonrisa medio mueca y un poco torcida y un poco de lado, que solo al pensarla me temblaba hasta el cabello.
Me atraían tus palabras, durante años no cambiaron casi en nada, maduraron en mi mente y en mi ilusión partida; me mataban tus anhelos que eran míos, los quería, los deseaba tanto casi como la luna desea la marea.
Te entregué toda mi vida a cambio me obsequiaste mil promesas, juramentos y olvidé que los regalos no se pueden devolver.
No me gusta maldecirte ni quisiera revivirte. Deseaba tanto que pensé que llegué a amar.
Es en vano tu silencio pues aun soplan tus recuerdos y de la mano mis lamentos que son mudos y se clavan y se ahogan... dentro de un mundo que inventé por ti...
Me moría por momentos, con tu risa tan graciosa y tan fresca, tan alegre. Te recordaba más alto. Me gustaban tus manos y tu piel más suave que tus rasgos... tu pequeña sonrisa medio mueca y un poco torcida y un poco de lado, que solo al pensarla me temblaba hasta el cabello.
Me atraían tus palabras, durante años no cambiaron casi en nada, maduraron en mi mente y en mi ilusión partida; me mataban tus anhelos que eran míos, los quería, los deseaba tanto casi como la luna desea la marea.
Te entregué toda mi vida a cambio me obsequiaste mil promesas, juramentos y olvidé que los regalos no se pueden devolver.
No me gusta maldecirte ni quisiera revivirte. Deseaba tanto que pensé que llegué a amar.
Es en vano tu silencio pues aun soplan tus recuerdos y de la mano mis lamentos que son mudos y se clavan y se ahogan... dentro de un mundo que inventé por ti...
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