lunes, 10 de mayo de 2010

Helena

Relato para "Tuiteras Prostitutas"... gracias a mi mana América Pacheco... su link arriba, no dejen de visitar su bló

Helena…

Helena camina como cada noche, entre las calles que le roban el aliento. Entre las sombras se esconden sus lágrimas solitarias que buscan tener pronto la cama que la cobije ésta vez.

Ella camina casi a tientas, lo cual le da una lúgubre y solitaria apariencia aunque siga en medio de la ciudad, infestada de luces, amores desconocidos, borrachos de buró y pasiones de cabaret. Camina desvelada sin encontrar a ese con quien comparte a cambio de unas monedas, el pedazo de cielo que de vez en vez, le devuelve la sonrisa.

Un semáforo en rojo. Se detiene para cruzar la calle, un auto lujoso le pita, se le acerca y baja la ventanilla, “es él”- susurra y sube de inmediato al auto.
Ella tímidamente le desabotona la camisa, a pesar de que eligió ésta manera para pagarse sus estudios, no es la mejor para mantener conversaciones pues en realidad preferiría cualquier otra cosa que revolcarse con ese señor cada tres noches.

Llegan a la misma habitación donde ella decidió, que él sería su único cliente, ya no por la estabilidad económica que le otorgaba, sino por una advertencia que encontró a modo de DM en su Twitter. Le da miedo y sufre por ser tratada más que como prostituta, como amante.

Su vestido rojo cae lentamente al suelo, él le besa el cuello bruscamente, no aceptaría que una puta por muy guapa, besara sus labios y rápidamente la empuja hacia abajo. Ella tiene frio en las manos, lo toca, él gime, y el miedo de Helena crece a medida de que sabe, que más que dinero, esa noche busca compañía. Lo quiere.

Le quita lentamente los pantalones, deshecha suavemente su ropa, él le arrebata lo poco que le queda a ella y la lleva firmemente a una cama. Ésta vez no, ésta vez prefiere el suelo. Helena se siente humillada.

En el suelo ella sabe su trabajo, besarlo, acariciarlo, hasta que por fin le pida que algo más. Las lágrimas de Helena se escapan a medida de que se da cuenta que su único cliente, es el hombre que le hace vibrar.

Ella sigue besándolo, subiendo su cara hasta encontrar la suya. Ésta vez él no la rechaza, la pone de espaldas al suelo y la toca, ella se estremece. Continúa una excursión lentamente por sus caderas, su cabello, sus pechos. Un verdadero explorador en un monte, el de Venus, completamente desconocido para él, a pesar de tenerlo cada que quiere.

Las manos de Helena se estiran, se encogen, sus ojos cerrados fuertemente se fruncen; su boca se abre, gime, grita; su largo y rojo cabello se enreda en las manos de su victimario. La lengua pasea lentamente por su ombligo y baja más hasta caer entre las piernas de ella.

El abreva lentamente de su néctar, su esencia es indescriptible, ella siente amarlo como si nunca antes hubiese sido víctima de sus frivolidades. Él la desea, la besa, la penetra, la cabalga; ella corresponde a la par de los latidos de todo su
cuerpo.

Juntos abaten gritos, se hacen uno, se figuran, desfigura, pelean, se aman por una vez, sólo por una, la única. Mientras se besan, se tocan, caen perlas por la frente de Helena, perlas que forman la humedad, que salen de su cuerpo, perlas que describen sensaciones, sensaciones que son indescriptibles.

Llegan juntos a una cúspide que ella adivina celestial, las perlas de la frente de Helena se vuelven el decorado de los empañados cristales que la habitación a media luz, le otorga y se camuflan con el estucado de la pared. Él sale de nuevo a explorar, a mirar su vientre y lo que debajo oculta, ella cree morir.

Sus largos y delgados dedos se introducen en el cuerpo de Helena, el nuevamente bebe todo lo que su cuerpo le ofrece. Él la mira con unos ojos que ella no cree reconocer, pero el placer que le ofrece, difícilmente le deja ver sus intenciones.

Helena llega estoica a una cima de la cual no quiere descender mientras unas manos que no son de ella, oprimen firmes su cuello. La muerte más dulce que ella jamás podrá relatar.

*Relato de Azul Pineda.
*Autor: Ana Laura Santos @alaurita

7 comentarios:

  1. el relato más vívido que he leído sobre una muerte chiquita, sensual, húmeda, sudorosa, intensa, que quita la respiración como las manos que oprimen el cuello... gracias por compartirlo :)

    @mgonsen

    ResponderEliminar
  2. Me gusta cómo describes los momentos que va pasando Helena y nos haces sentir cómo la sensualidad va creciendo conforme avanza la historia.
    Tuiteras prostitutas fue un muy buen motivo o pretexto para que nos representes una historia como esta, donde uno de los participantes no quiere o no puede involucrarse emocionalmente y esa fuerza que genera la sensualidad le rompe el esquema a la voluntad, llevando el acto hasta la muerte.
    Me hubiera gustado, eso sí, leer más de esos momentos, qué pasa y qué sienten ella y él cuando las manos en el cuello se están apretando.

    Grracias por compartir, hermosa.
    Te admiro, te aprecio y te sigo.
    Con cariño, Pirra.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. No sé describir lo que siento en este momento. Emociones encontradas que me hacen dudar de que ya sido una buena idea leer este relato antes de dormir.

    En cualquier caso, enhorabuena por conseguir transmitir ese delirio de pasión como lo has hecho.

    ResponderEliminar
  5. Estuvo interesante el relato, aunq ciertamente al principio no me lo parecio, despues de las primeras lineas mejora hasta que sin darte cuenta la historia termina y te quedas con ganas de mas.... :)

    ResponderEliminar