jueves, 14 de octubre de 2010

Al fin andamos

Les comparto una vieja historia, escrita en mis épocas de estudiambre :D... me parece que por ahí del 99-2000, en el HOY blog de mi amigo Carlos Mendoza, Mánchate (ideas sin conservadores)
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Al fin andamos...

He entrado en un sueño profundo y de nuevo en él recuerdo, como muchas otras veces, los muchos lugares compartidos en el tiempo que juntos caminamos siempre, sin saber a dónde, simplemente ahí estábamos y a pesar de estar rodeados por calles, ciudades, personas al menos mi alma solo fija estaba en ti.

No hubo noches con amaneceres, pero juntos vimos como el atardecer iba perdiendo su color rojizo para dejar entrar la noche que tan celosa de nuestro cuidado, no dejaba que al llegar a casa se marcaran cicatrices de cansancio; siempre cómplices uno del otro, travesuras, aventuras, juegos, enojos y fatigas sin dar lugar un día de descanso.

¿Te acuerdas? Solíamos estudiar juntos, o más bien sería en que tu me animabas a hacerlo, pero también recuerdo que la recompensa era ver una película o solamente la televisión pasadas las diez de la noche y cómo olvidar tu espalda recargada en mi pecho donde más de una vez te llegaste a quedar dormido.

Nada nos preocupaba, fuera de estar juntos había llamadas, o tal vez un par de cartas guardadas todavía en aquella caja de madera bajo mi cama, y en el álbum familiar alguna vez formaron parte fotografías juntos que tomamos cuando cansado de la escuela llegabas de noche a darme un beso, ese beso que es el mismo que me quemó los labios cuando nunca regresaste.

Nos inventábamos pretextos, y nunca faltó; el fin de semana que después de tu desayuno familiar, salíamos juntos a hacer lo que el destino nos dijera. Solíamos ser un par de indecisos y las discusiones de dónde estaríamos terminaban sin pensar, la mayoría de las veces sobre un tambor relleno de hule con resortes y quizá; un par de cervezas a nuestro costado.

El despertarme casi de noche y verte boca arriba con los brazos sobre tu pecho me llenaba de alegría y de un sentimiento de saberme tuya, por siempre, para siempre, como en esos momentos fue y como siempre, quizá, pensé; que sería.

Ahora ya estoy despierta, lejos de mi profundo sueño del que mucho tiempo después de convertido en realidad y concluido, seguiste siendo protagonista y que estando tan cerca de ti el miedo hizo no volver a tenerte. Y ahora que el viento nos hizo estar juntos pero en otro vuelo, no me apetece perderte y prefiero seguir durmiendo a veces, pero soñando siempre.

2 comentarios:

  1. Ese eterno que en el momento parece siempre claro, sólido. Y que por eso, cuando termina, duele para siempre y (al menos en mi caso) solamente una vez...

    Me emocionó mucho, porque también estuve allí.

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  2. Ana Laura, ¡su escrito es hermoso! Por supuesto que toca nuestras fibras más sensibles y nos remonta a lugares y espacios donde tuvimos vivencias similares. Gracias por traer mis recuerdos al presente.
    ¡Feliz día!

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